
En un mundo materialista, superficial y amante del poder, de la fama y la popularidad es muy fácil vernos tentados a medirnos por aquello que consideramos “logros y éxitos ministeriales”. Y eso esta bien para un “profesional” del ministerio pero no fue la regla que utilizo uno de los mas grandes siervos de Dios que haya conocido la iglesia.
El Apostol Pablo entendía que su verdadera grandeza se determinaba en base a la medida de su amor por Dios, su entrega, su consagracion y su disposición a darlo todo por El:
“¿Son ministros de Cristo? (Hablo como si estuviera loco.) Yo lo soy más. Mis trabajos son más abundantes; mis azotes, innumerables; mis encarcelamientos, muchos más; muchas veces he estado en peligro de muerte.
Cinco veces he recibido de los judíos treinta y nueve azotes;
Tres veces he sido azotado con varas; una vez he sido apedreado; tres veces he padecido naufragio; una noche y un día he estado como náufrago en alta mar.
Son muchas las veces que he estado de viaje corriendo peligros de ríos, peligros de ladrones, peligros de mi propia gente, peligros de los no judíos, peligros en la ciudad, peligros en el desierto, peligros en el mar, peligros entre falsos hermanos.
He pasado por muchos trabajos y fatigas; muchas veces me he quedado sin dormir; he sufrido de hambre y de sed; muchas veces no he comido, y he pasado frío y desnudez.
Además de todo esto, lo que cada día pesa sobre mí es la preocupación por todas las iglesias.” 2 Cor. 11:23-28
Muy opuesto a que lo muchos buscan hoy en día, la grandeza en el Reino no pasa por los logros o éxitos terrenales, la popularidad o aceptación sino mas bien en la capacidad de perder todo y darlo todo por El, en otras palabras la capacidad de morir a todo lo que ofrece este mundo a fin de vivir enteramente para El.
La proxima vez que uses un modelo o una regla para medir tu ministerio o a un siervo de Dios utiliza la regla correcta, la misma que Pablo y los primeros Apóstoles utilizaron, te darás cuenta que muchos que hoy son considerados grandes tal vez no lo son tanto y algunos desconocidos que a veces son tenidos en poco son en realidad grandes ministros respetados en el cielo y temidos en el infierno.
– Noel Solis –